23 August, 2012
IÑCHIÑ MAPUCHE TAIÑ PU FVTAKECHEYEM ÑI GVXAM KA WEWPIÑ
IÑCHIÑ MAPUCHE TAIÑ PU FVTAKECHEYEM ÑI GVXAM KA WEWPIÑ
(DISCURSO HISTÓRICO DE NUESTROS ANTEPASADOS E "HISTORIA DE CHILE B")
Por Ignacio Kallfvkura
En los colegios de Chile se enseña en las clases de historia una versión que muestra a los españoles cómo lo mejor del mundo y como los padres de la patria. Se enseña eso a niños mapuche que por historia han sido víctimas de España y de Chile pues sus antepasados tuvieron que resistir militarmente los intentos ocupacionistas de la Corona española hasta 1810 y de la República de Chile desde 1810 hasta 1883, año en que se ocupó definitivamente.
En ese sistema de educación se nos enseña a los mapuche a ser chilenos en un contexto de asimilación. El problema es que la historia de Chile ha dado cátedra acerca de cómo evitar la realidad de nuestra persistente presencia.
SI SE ANALIZA LA HISTORIA DE CHILE VEREMOS:
1. Los historiadores han pertenecido a las familias de la oligarquía chilena o a la clase alta inmigrante (Eyzaguirre, Barros Arana, Encina…) o sea que al hacer historia son agentes interesados del discurso que imponen mediante el sistema escolar y académico chileno. Lo mismo ocurre en Argentina.
2. La visión de la historia que crearon era racista y europeísta, por lo tanto discriminatoria y excluyente. Es decir, si es blanco y europeo está bien. De esa manera se ha vendido la imagen de Chile por el mundo durante el siglo XX, expresando que "En Chile no hay indios" y que los chilenos son blancos. Exáctamente eso ha hecho Argentina en el territorio mapuche Puelmapu.
3. Para sostener la idea de chilenidad crearon la idea de que existía una nación chilena por siglos, cuando en realidad esa fue una invención del siglo XIX para establecer el Estado y sus métodos centralistas con posterioridad a la independencia de España. La idea de nación chilena es tan nueva como los ideales de los masones independentistas que hicieron el golpe de estado al rey fernando VII mientras él estaba prisionero de Napoleón.
4. La historia de Chile toma partido por España y contra los pueblos originarios.
Un ejemplo: "El desastre de curalaba" (1598) dicen los libros de historia chilena.
"La victoria mapuche de Curalaba al mando de nuestro toki Pelantaru" decimos nosotros los mapuche sobre el mismo evento.
5. Los chilenos dicen “la madre patria” por un territorio lejano: la península ibérica.
Los mapuche decimos “La ñuke mapu” o el mapu por el territorio local.
6. Se presenta a Pedro de Valdivia como un héroe y gran conquistador olvidando o evitando mostrarlo en su real dimensión: que hizo cortar a hachazos las manos a los mapuche además de mandar cortar las narices y usar otros métodos de terrorismo. Mandó masacrar familias y matar niños, mujeres, ancianos y ejecutar gente mapuche. Aparte de mandar quemar las siembras y robar el ganado de nuestra gente.
7. A pesar de lo anterior se suele poner su nombre a calles, plazas, estaciones de metro, y erigirle estatuas.
8. Los niños mapuche crecen aprendiendo en el sistema educacional chileno que Pedro de Valdivia es su antepasado, padre y héroe del mismo modo que aprenden los niños chilenos. Pero sus compañeritos se encargan bien de señalarles la diferencia al enrostrarles sus apellidos mapuche.Cuando ese niño mapuche va viendo el desarrollo de su vida se da perfecta cuenta de que Valdivia es su enemigo, asesino de sus antepasados.
9. Los niños mapuche aprenden en las escuelas de este país que la “Batalla de Curalaba” (1598) fue un desastre ya que los españoles fueron derrotados por el pueblo mapuche muriendo el segundo gobernador del imperio español en América (Martín García Oñez de Loyola) cuando en realidad para los mapuche fue la “Victoria mapuche de Curalaba” al mando del gran toki Pelantaro. Motivo de orgullo para nosotros.
10. La historia de Chile pasa rápida y sospechosamente desde la conquista y Guerra de Arauco a la Independencia saltandose la Colonia y los sucesos en la zona de La Frontera del Biobío, época donde se establece la legitimidad histórica mediante tratados de lo que es el Territorio mapuche.
11. En ese acto de evasión de la verdad histórica se oculta que el imperio español firmó tratados con nosotros los mapuche sobre soberanía territorial (1641) renunciando a ejercer soberanía al sur del Biobío, cosa que nos hace ser el primer país independiente en toda América y antes de las Independencias de EEUU (1776) y de Haiti (1804).
12. Aparte de pasar desde la conquista a la Independencia se hace un ejercicio de exclusión con el resto de Chile al centrarse principalmente en los sucesos que se refirieren solo a Santiago y ocasionalmente a las regiones.Es decir, no importa a los historiadores nada que no sea Santiago: Centralismo historiográfico.
13. Por lo tanto es una versión de la historia centralista y excluyente del resto del país.
14. Es una historia subjetiva porque arma un rompecabezas histórico desde los intereses de la muy pequeña clase alta oligárquica.
15. A esa versión de la historia no le importa la suerte del campesinado chileno y por eso los niños chilenos aprenden en las escuelas los nombres de las familias que hasta el día de hoy están en el control de la voluntad popular (sus protagonistas son los hijos de los hijos de los latifundistas).
16. Excluye la historia indígena y por eso ha creado un desconocimiento generalizado en cada chileno sobre quienes somos los mapuche y los demás indígena en este pais.
17. La historia de Chile que se enseña en los colegios desconoce que los mapuche somos educados por nuestros padres y abuelos en nuestra propia forma de ver el mundo y que aprendemos a cómo relacionarnos y que sabemos de nuestros padres y antepasados lo que el chileno desconoce: la historia B, la historia que conviene ocultar por el peso que tiene y que nos ha legitimado por siempre.
Feley.
KVME GVXAM NIEFUY TAIÑ PU FVTAKECHEYEM
Por todo lo anterior, si los chilenos quieren opinar sobre lo que somos los mapuche lo primero que deben hacer es reclamar que se modifique la forma en que se les enseña la historia a sus hijos en el colegio y recuerden qué se les enseñó a ellos. Es una versión de la historia racista, intolerante y excluyente.
Nosotros los mapuche conocemos la historia y sabemos de la misión que cumplieron nuestros antepasados y ancestros.
Invitamos a las personas de buen sentido a considerar todo esto antes de animarse a opinar y darse cuenta de la oscuridad y sombras que opacan la visión de la historia y que produce la falta de conocimiento de que se los ha privado en los colegios por más de 100 años.
Nuestros antepasados mapuche
nos dan su newen
y nos han hablado sobre todo esto.
Inchiñ ta mapuche.
Mvlerkeiñ ta faw!
Wewaiñ pu mapuche.
Feley may.
http://blogs.cooperativa.cl/opinion/politica/20120822162331/%C2%BFpaz-o-guerra-en-la-araucania/
¿Paz o guerra en la Araucanía?
El gobierno ha instalado dos “mesas de trabajo” en relación a la situación de
La Araucanía.La primera, relacionada con la “seguridad”; es decir, con el
tratamiento policial a las demandas del pueblo mapuche; y, la segunda, para
observar los “temas sociales asociados al conflicto”.
En ese orden. Claro, primero la seguridad y el despliegue policial; después, las consideraciones sociales. Esa es, por cierto, la orientación de quienes gobiernan. Primero asegurar condiciones para que, como señalan, “se puedan desarrollar con normalidad las actividades productivas” y luego, claro, lueeeeego, las condiciones sociales que generan los actos que ocurren en esa zona del país.
Ha llegado el momento, o tal vez llegó hace mucho, en que el país deba considerar que “el conflicto mapuche” excede, con mucho, la consideración de algunas cuestiones sociales involucradas y, por cierto, va mucho mas allá del orden policial que quiere imponer este gobierno, como si las condiciones de vida ancestrales se arreglaran a balazos. Habría que recordarles que eso ya lo intentó hace 160 años Cornelio Saavedra y, como muchas veces en la historia “los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”.
Hoy se pretende nuevamente “pacificar la Araucanía”, como si fuera posible destinar cientos de carabineros, pagados por todos los chilenos, para proteger la riqueza de unos pocos, que han depredado la flora y fauna del territorio, transformando lo que alguna vez fue un lugar digno de habitar, en un conjunto de plantaciones forestales, que sólo benefician la codicia de sus dueños, ocupantes de dudosas credenciales de dominio, muchas veces conseguidas precisamente por la violencia que hoy reclaman y que por décadas han usado en contra de quienes se han opuesto, con argumentos históricos y éticos, a un despojo, no solo de sus propiedades, sino también de las condiciones mínimas de dignidad, que un pueblo nación había construido por siglos, antes de ser invadidos.
Puestas así las cosas, sólo quedan dos opciones y ellas son antagónicas. O se impone la “mesa social” o se impone la policial. Quienes gobiernan apuesta a la segunda, así protegen la propiedad privada, a los herederos de la primera pacificación, a los dominantes.
Otros queremos apostar por la integración de todos. Pero ello tiene una condición: que el Estado de Chile reconozca la existencia, antes que llegara el invasor, de un pueblo nación que habitó estas tierras, a quienes con el paso del tiempo le fueron usurpadas, en un proceso de vasallaje pocas veces conocido en la historia de la humanidad.
Los mapuches tienen derecho a que les sea respetada su historia, su cultura y que el Estado se haga cargo de la restitución de sus condiciones de vida antes de ser perseguidos por los vencedores en una guerra desigual que ellos ni empezaron ni nunca quisieron pelear.
Si esto no se produce, el conflicto no tiene solución. Ni ahora, ni en mucho tiempo más.No es posible seguir observando a la policía chilena disparar incluso contra niños, para defender la propiedad de algunos; ni casas, a veces modestas, quemadas como fruto de la irreflexión de algunos radicalizados.
El gobierno tiene la palabra. O camina de la mano de Hinzpeter o camina de la mano de la paz.
Los que nacimos en La Araucanía sabemos que es mejor el segundo camino. El gobierno también lo sabe. Pero como siempre, se necesita más coraje para hacer la paz, que para hacer la guerra.
En ese orden. Claro, primero la seguridad y el despliegue policial; después, las consideraciones sociales. Esa es, por cierto, la orientación de quienes gobiernan. Primero asegurar condiciones para que, como señalan, “se puedan desarrollar con normalidad las actividades productivas” y luego, claro, lueeeeego, las condiciones sociales que generan los actos que ocurren en esa zona del país.
Ha llegado el momento, o tal vez llegó hace mucho, en que el país deba considerar que “el conflicto mapuche” excede, con mucho, la consideración de algunas cuestiones sociales involucradas y, por cierto, va mucho mas allá del orden policial que quiere imponer este gobierno, como si las condiciones de vida ancestrales se arreglaran a balazos. Habría que recordarles que eso ya lo intentó hace 160 años Cornelio Saavedra y, como muchas veces en la historia “los muertos que vos matasteis gozan de buena salud”.
Hoy se pretende nuevamente “pacificar la Araucanía”, como si fuera posible destinar cientos de carabineros, pagados por todos los chilenos, para proteger la riqueza de unos pocos, que han depredado la flora y fauna del territorio, transformando lo que alguna vez fue un lugar digno de habitar, en un conjunto de plantaciones forestales, que sólo benefician la codicia de sus dueños, ocupantes de dudosas credenciales de dominio, muchas veces conseguidas precisamente por la violencia que hoy reclaman y que por décadas han usado en contra de quienes se han opuesto, con argumentos históricos y éticos, a un despojo, no solo de sus propiedades, sino también de las condiciones mínimas de dignidad, que un pueblo nación había construido por siglos, antes de ser invadidos.
Puestas así las cosas, sólo quedan dos opciones y ellas son antagónicas. O se impone la “mesa social” o se impone la policial. Quienes gobiernan apuesta a la segunda, así protegen la propiedad privada, a los herederos de la primera pacificación, a los dominantes.
Otros queremos apostar por la integración de todos. Pero ello tiene una condición: que el Estado de Chile reconozca la existencia, antes que llegara el invasor, de un pueblo nación que habitó estas tierras, a quienes con el paso del tiempo le fueron usurpadas, en un proceso de vasallaje pocas veces conocido en la historia de la humanidad.
Los mapuches tienen derecho a que les sea respetada su historia, su cultura y que el Estado se haga cargo de la restitución de sus condiciones de vida antes de ser perseguidos por los vencedores en una guerra desigual que ellos ni empezaron ni nunca quisieron pelear.
Si esto no se produce, el conflicto no tiene solución. Ni ahora, ni en mucho tiempo más.No es posible seguir observando a la policía chilena disparar incluso contra niños, para defender la propiedad de algunos; ni casas, a veces modestas, quemadas como fruto de la irreflexión de algunos radicalizados.
El gobierno tiene la palabra. O camina de la mano de Hinzpeter o camina de la mano de la paz.
Los que nacimos en La Araucanía sabemos que es mejor el segundo camino. El gobierno también lo sabe. Pero como siempre, se necesita más coraje para hacer la paz, que para hacer la guerra.
Jueves 23 de agosto 2012 10:14
hrs.
Mapuches mantienen toma en Unicef mientras siguen juicios contra comuneros en La Araucanía
Paula Correa
Sigue la toma de la Unicef por parte de comuneros mapuche, después de un
fallido intento de mesa de diálogo. En tanto, continúan también los juicios
pendientes, como el caso del peaje de Quino, este mismo juicio separado para
menores de edad y el proceso al werkén de la Alianza Territorial, Mijael
Carbone, entre otros litigios. Todo esto, marcado por tensiones y violentos
allanamientos y cuestionamientos a la justicia civil y militar.
Cabe recordar que los comuneros en toma solicitan que el organismo internacional intervenga directamente para terminar con la violación a los derechos de niños y niñas en La Araucanía. Sin embargo, aseguran que la Unicef no ha actuado con el sentido de urgencia que se requiere cuando, según indicó la vocera Mewlén Huencho, “se está disparando a quemarropa a los niños”.
Según la werkén, a la reunión llegaron dos funcionarios menores sin capacidad de resolución, los que no pudieron aceptar la solicitud de que el Alto Comisionado de Naciones Unidas visite la zona de Ercilla, lo que plantean como el principal requisito para deponer la toma.
La vocera Maulén Hunencho señaló que el objetivo es “que vaya a la comunidad, hay que ir al lugar, al territorio, que vea la situación y la realidad de cómo se está viviendo la represión y cómo se ha miltarizado el lugar. Ahora, si no puede ser el Alto Comisionado, puede ser otra persona de Naciones Unidas, pero que tenga un peso, que tenga poder de decidir. No solamente los técnicos, que sea un peso político para parar la violencia que se está viviendo”.
Por otro lado, siguen los procesos judiciales a distintos dirigentes mapuche. Para hoy a las 13 horas se espera que el Tribunal en lo Penal de Angol dicte veredicto en el juicio contra el werkén Mijael Carbone, en que la Fiscalia y el Gobierno están solicitando más de 15 años de cárcel por homicidio frustrado a Carabineros.
Ayer se desarrolló la segunda jornada del llamado caso Quino, donde se juzga a diez mapuches en un proceso cuya investigación se realizó bajo Ley Antiterrorista y donde se piden más de diez años de cárcel. En este caso hay involucrados dos menores de edad, por lo que se separó el proceso debido a la última modificación de esta ley.
A cargo de la defensa de uno de los menores está la jefa de la Defensoría Penal Mapuche, María del Rosario Salamanca, quien está en proceso de revisión de los antecedentes de la causa.
En conversación con Radio Universidad de Chile, la defensora explicó que “eventualmente pueden haber pruebas que está ofreciendo el Ministerio Público que se obtuvieron al amparo de la Ley Antiterrorista. Es precisamente lo que esta defensora tiene que revisar en la carpeta: cada una de las pruebas, de dónde venían. Y hacer las alegaciones pertinentes en la preparación de juicio oral, en el sentido de excluir pruebas en el evento de que hayan sido obtenidas al amparo de la Ley Antiterrorista”.
Este juicio comenzará el próximo 9 de octubre, después de que fuera aplazado ante la ausencia de uno de los defensores privados. En las mismas condiciones, la jurista asumió también la defensa de diez mapuches procesados por la toma de la Intendencia de La Araucanía, en el marco de la conmemoración de los cuatro años de la muerte de Matías Catrileo, y afirmó que en este caso el contexto de protesta social debe ser considerado.
Todo esto, después de días de allanamientos violentos donde varios comuneros resultaron heridos, entre ellos tres menores que sufrieron disparos de balines.
Esto, además de la sentencia de la Corte Marcial que dejó sin efecto la pena al autor del disparo que cobró la vida a Jaime Mendoza Collío, por lo que hoy desde el mundo mapuche se levantan fuertes cuestionamientos a la justicia civil y militar.
Natividad Llanquileo asegura que
“Ley Hinzpeter” criminalizará al movimiento mapuche
Jueves 23 agosto 2012 | 11:32
Publicado por Daniel Medina | La Información es de Sergio Osses
Imagen: Natividad Llanquileo | LanalhueNoticias.cl
Natividad Llanquileo, ex vocera de los comuneros mapuche en huelga de
hambre recluidos en Angol, aseguró que la denominada “Ley Hinzpeter”
criminalizará primero y en mayor grado al movimiento mapuche, agregando que el
Gobierno ha respondido al diálogo militarizando las
comunidades.La dirigente afirmó que se ha manifestado inquietud por la situación que atraviesa la etnia mapuche, señalando que lo que ocurre hoy no es distinto de lo sucedido en los gobiernos de la Concertación.
Respecto a la denominada “Ley Hinzpeter” que se tramita en el Congreso, manifestó que tendrá un impacto profundo en los movimientos sociales y, particularmente, en aquellos que abogan por las demandas reivindicatorias mapuche.
Llanquileo sostuvo además que la evidente muestra de distancia en el diálogo entre el Gobierno y los mapuche son los juicios y sentencias dictados en contra de los comuneros, agregando que el panorama es distinto cuando se trata de otras personas, aludiendo al caso del carabinero que dio muerte a Jaime Mendoza Collío y quedó en libertad.
Domingo 19 de agosto 2012
¿Quiénes son los terroristas?
Por Juan Pablo Cárdenas
El Gobierno se demuestra enfurecido con la Justicia Ordinaria por haber desestimado aplicar la Ley Antiterrorista en contra de Pitronello y postula la necesidad de endurecer una legislación largamente cuestionada y repudiada por las entidades de Derechos Humanos de nuestro país y del mundo. Sin embargo, poco o nada han hecho éste y los anteriores gobiernos por resolver esa enorme cantidad de crímenes de lesa humanidad cometidos en el pasado y en que sólo algunos de sus ejecutores han recibido penas, por lo general, muy discretas. En la constatación, además, que varios de sus cómplices o encubridores han llegado y se mantienen en altos cargos de la administración pública.
En ello se explica que ciertas autoridades de gobierno y de los municipios ordenen aquellas brutales y reincidentes represiones que, al igual que en la Dictadura, se les propina a los estudiantes que se proponen marchar pacíficamente por las calles de Santiago y ciudades regionales. Desoyendo el clamor popular y vecinal, es ilustrativo que el Alcalde de Providencia se niege todavía a restituirle el nombre a una de las principales avenidas de su Comuna, bautizada por él con el nombre de “11 de Septiembre”, a fin de rendirle tributo a Pinochet, al Golpe de Estado y los crímenes que se cometieron larga y sistemáticamente por los militares y otros agentes del Estado que derrocaron al gobierno constitucional.
El ministro del Interior y otros voceros rasgan vestiduras y atemorizan a la nación constantemente con sus arengas que prometen más “mano dura” y “aplicar todo el peso de la ley” contra los opositores u disidentes. Se escandalizan de la detonación de un artefacto que parece más bien un juego juvenil si se lo compara con ese horrible bombardeo de la Fuerza Aérea contra nuestro principal edificio institucional, en escenas de odio, crimen y destrucción que el mundo entero rememora con horror en cada mes de septiembre. Se perturban por un bombazo que no tiene para nada el poder de destrucción de toda esa enorme cantidad de minas antipersonales sembradas por nuestras valientes Fuerzas Armadas en nuestra frontera norte para aterrorizar a nuestros vecinos y, finalmente, causarle la muerte o mutilación a innumerables personas. Incluso a los propios soldados encargados ahora de desactivarlas.
Hasta hoy se descubren nuevos episodios criminales como el que nos proporciona una excelente investigación periodística sobre lo acontecido en el centro de exterminio de La Reina en Santiago, donde se descubre la impunidad de que todavía gozan quienes perpetraron la tortura, muerte y desaparición de prácticamente todas las directivas del Partido Comunista que cayeron en manos de un comando operativo financiado y asistido, entre otros, por el empresario Ricardo Claro, quien muriera hace algún tiempo en el reconocimiento y homenaje de los grandes medios de comunicación, de las autoridades del país e, incluso, de la Jerarquía Eclesiástica. Un conspirador y terrorista de larga data y del cual sería saludable alguna expresión de La Moneda y de la clase política tan celosa por la acción de estos jóvenes “anarquistas” que no son más que guatapiqueros frente a quienes manejan el poder de fuego en Chile y lo siguen descargando contra su propio pueblo. Motejandolos de feroces enemigos del “estado de derecho”, de la “paz social” y otras pamplinas que hoy dicen cautelar los golpistas de ayer e instruyendo a sus fiscales para que les armen burdos montajes a fin de incriminarlos y que, finalmente, no tienen más destino que ser desestimados por los Tribunales.
En la cobertura que nuestra legislación le sigue dando al terrorismo de Estado se explica la mantención de la justicia militar, de sus fiscales y “magistrados” dependientes de las jerarquías castrenses y cuyas resoluciones explican que un cobarde uniformado sea absuelto después de dos sentencias condenatorias, luego de que sus propios abogados defensores se empeñaran más bien en rebajarle la pena que alegar su inocencia. Un gravísimo sobreseimiento que, indudablemente, encenderá la hoguera que vive la Araucanía, desacreditará aún más nuestro sistema institucional y nos causará un enorme daño a nuestra imagen externa. Escenario que siempre resulta propicio para quienes tienen vocación autoritaria, desconfianza profunda por la democracia y desprecio consuetudinario por los principios establecidos por el derecho internacional.
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