En medio de las múltiples demandas educacionales que los estudiantes han levantado en el último tiempo, emerge el deseo de erigir una universidad intercultural que incluya las necesidades y perspectivas del pueblo indígena.
Desde que la Federación Mapuche de Estudiantes (Femae) irrumpió en el panorama de las movilizaciones estudiantiles, exigiendo su derecho a voz y voto dentro de la Confech, la lucha no ha parado.
Actualmente, algunas de sus demandas centrales ya están contempladas en el petitorio nacional que guía las negociaciones de los estudiantes con el Gobierno. Sin embargo, los jóvenes de la Femae no se conforman y buscan la forma de concretizar un viejo sueño del pueblo indígena: la creación de una Universidad Mapuche.
“Estamos planteando la existencia de una universidad mapuche que sea financiada por el Estado”, cuenta
José Ancalao, miembro de la Femae.
“Ésta se desarrollará en un contexto curricular mapuche, pero estará abierta para todos. Este es un proyecto muy antiguo de la sociedad mapuche, una demanda que nace en 1910, con la Sociedad de Caupolicán y se retoma en los 40’ con la Corporación Araucana, en los años 70’ con la Federación de Estudiantes Indígenas, en los 90’ con los Hogares Indígenas y ahora con la Federación Mapuche de Estudiantes”, relata.
Para lograr su objetivo, los jóvenes decidieron ocupar pacíficamente el ex Liceo Aníbal Pinto de Temuco, abandonado hace 3 años. Según los miembros de la Femae, la Municipalidad de Temuco les ha informado que ahí se pretende construir un hogar de ancianos, por lo que deberán abandonarlo prontamente. Sin embargo, hasta ahora, ese proyecto ni siquiera ha sido aprobado por el Consejo Regional de la Araucanía (Core).
“El proyecto no existe, se pretende hacer algo ahí, pero si existiera la intención real se habría hecho hace 3 años cuando se desalojó el colegio”, argumenta Ancalao.
La ocupación comenzó en plena madrugada, con el alzamiento de una gran bandera mapuche que ya flamea desde lo alto del desvencijado edificio. Por ahora, se realizan tareas de limpieza y orden para comenzar a impartir desde ya algunos talleres de telar, greda, platería, mapudungún y cátedras libres de historia mapuche y relaciones interculturales abiertos a la comunidad. A futuro, incluso está contemplada la creación de un Preuniversitario popular.
“HEMOS SIDO IGNORADOS POR LA EDUCACIÓN CHILENA”
Diego Mañkelef, miembro de la Femae, asegura que esta ocupación responde a “una demanda histórica de nuestro pueblo a raíz de la situación colonial. Hace años que el pueblo mapuche expresa sus ansías de construir un modelo y una estructura participativa, hermana entre ambas sociedades, que reconozca toda nuestra historia, de colonización y discriminación”, asegura. “Hoy, más que reconocer lo negativo, se desea plantear un trabajo en conjunto. Reconocer que el pueblo mapuche está más vivo que nunca, exigiendo sus derechos”.
Ancalao, por su parte, asegura que la educación actual no satisface las necesidades del pueblo mapuche: “Durante 100 años hemos sido ignorados por el currículum de la educación chilena, no existimos dentro de él. Lo que pedimos es que las universidades que están en contexto indígena se interculturalicen”.
El werkén Pablo Millalén agrega que pese a que “hay un acercamiento con el sistema de la educación intercultural a nivel básico, hoy día no hay nada que garantice los derechos educativos de los pueblos indígenas en general”. Y añade: “En la Araucanía hay una descontextualización total de lo que es la educación mapuche”.
Las quejas de los estudiantes indígenas canalizan la molestia de todo un pueblo respecto a las estructuras de la educación chilena: una que se limita a revisar la existencia de los mapuche como parte de la historia de colonización del país, omitiendo la larga lucha que han sostenido contra el Estado chileno y dejando en el olvido las condiciones y demandas de su presente en Chile.
“Es necesario que se conozca nuestra historia, que se revelen detalles de nuestra larga lucha contra los españoles, primero, y luego contra el Estado. Insistimos en que nosotros conocemos perfectamente cómo funciona la sociedad occidental, pero ésta no nos conoce a nosotros, no sabe cómo nos organizamos”, argumenta Millalén.
POR LA RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD MAPUCHE
Entusiastas con su propuesta, los jóvenes de la Femae se arman ante los incrédulos, ejemplificando con la experiencia de países desarrollados que han incorporado educación intercultural para sus pueblos. “Están los casos de Noruega, Bélgica y España. Incluso en Estados Unidos se da esa situación”, asegura Ancalao.
Uno de los efectos más lamentables tras la ausencia de educación intercultural en el sistema de enseñanza chileno ha sido la pérdida de identidad del propio pueblo mapuche. Obligados a pasar por las aulas del Estado chileno para lograr un cupo en la sociedad, muchos ven con tristeza el olvido del mapudungún, raramente enseñado en los colegios y liceos del país.
“La educación chilena influye de manera grave en nuestra identidad, absorbiendo nuestro idioma. Hoy día hay generaciones que ya no lo manejan”, cuenta Millalén.
Por su parte, Ancalao asegura que “la educación, durante 100 años, por lo menos dentro del Wallmapu, ha servido como homogenizador, negando la posibilidad de una sociedad heterogénea. Aquí hay una sociedad intercultural de posguerra que es la Araucanía. La educación ha ignorado eso y nos ha obligado a nosotros mismos a olvidarnos de que somos mapuche, que somos un pueblo distinto”.
En tanto, Nicolás Iturra, vocero de la Coordinadora Regional Araucanía de Estudiantes Secundarios, sostiene que “antes se enseñaba en las comunidades, pero como ahora la sociedad se ha globalizado ésas enseñanzas se están dejando de lado, por el miedo que tienen nuestros abuelos y padres de educarnos y dejar que perdamos un cupo en la sociedad misma”.
Según Iturra, la educación chilena carece de un enfoque que es culturalmente necesario para los mapuche: uno que rescate en profundidad los valores humanos. “Se vive ensalzando lo que es la competitividad, el superar a otras personas, pero siempre desde una perspectiva individual. Yo creo que el valor del pueblo mapuche ha sido el contacto con la naturaleza y con las personas. Nunca ha estado solo el mapuche. Siempre hay alguien que está al lado y eso es algo que no se enseña en las universidades, ni en los liceos”, declara.
El joven vocero, que aún se encuentra cursando sus estudios secundarios, asegura que sería “espectacular que mis hijos conocieran la universidad en contexto mapuche”. Añade que, ahora más que nunca, le gustaría que “ya no aparezcamos en los libros como un pueblo que está desapareciendo, sino como uno que está resurgiendo”.
Por Vanessa Vargas Rojas
El Ciudadano